Admirada por los colores,
Ya nos habíamos marchado del lugar, pero un amigo me avisó de su existencia y le pedí a mi hijo que volviéramos para verlo. Era tarde y estaba cansado, pero el pobre no me puede negar nada que me haga ilusión.
Disfruté muchísimo y aproveché para comprar un par de botes que contenía al menos cinco clase de fruta, todo hay que decirlo.